No sé por qué hablar de amor aterroriza a todos si es el sentimiento más lindo que existe.
Empecemos…
¿Qué es el amor?
- Sentimiento de vivo afecto e inclinación hacia una persona o cosa a la que se le desea todo lo bueno.”el amor al prójimo”
- Sentimiento de intensa atracción emocional y sexual hacia una persona con la que se desea compartir una vida en común.
Estoy de acuerdo con que es el más vertiginoso de todos porque nos lleva a transitar desde la pena a la alegría más profunda, pero depende de nosotros y, obviamente, cómo gestionemos nuestras emociones, el enfoque e importancia que le demos a este sentimiento.
Desde el 2009 estoy en arduo proceso de conocimiento y terapia. No entraré en detalles, pero lo puedo resumir en que no ha sido fácil. He derramado más lágrimas de las que quisiera, sin embargo, hoy he comprendido que el sentir dolor tiene una razón de ser. Sí, porque si bien dejé de idealizar el amor Disney, el sentimiento que prima en mi vida es el amor.
Es decir, no entiendo la vida sin amor y ojo, acá no me refiero solo al amor de pareja. Todo lo que hago y digo lo hago en base al amor. Hacia mi familia, amigos, trabajo, hobbies, la vida. No me imagino la vida sin esa sensación de ansiedad-gratitud por lo(s) que amo.
Si un amigo me dice que necesita ayuda: voy a estar a ahí. Trato de hacer el mundo mejor para mis sobrinos. Si puedo ayudar a mis papás, lo hago sin dudar. Si alguien ‘x’ me pide ayuda y no me cuesta, lo hago y me hace feliz.
Aprender a sentirse amada…
Me encanta la intensidad y creo que es mi sello. Por mucho tiempo, en la deconstrucción del amor romántico la negué y dije: ‘okey, pero dejemos que las cosas fluyan’. La verdad, es que hoy en agosto del 2021 no tengo ganas de amoldarme a alguien para encantarlo. Quiero encantarlo así: con mis defectos y virtudes, sí, en ese orden y que en conjunto decidamos la construcción de una historia en común.
¿Por qué tengo que escuchar historias que no me interesan, dramas que no son míos o mirar ojos que no me hipnotizan? Mi energía es demasiado valiosa para perderla en eso. No estoy para esas tardes en que no dicen nada, no van de frente como para darte a elegir si irte o quedarte. No te agarran, ni te sueltan. No quiero escuchar la canción de ‘no quiero compromiso’ soy joven bla, bla… perdón, pero me dan ganas de darle el número de mi terapeuta para que lo guíe unas sesiones, jajaja. Amigo, date cuenta: tienes 30 y algo.
Reflexión…
Aunque suene cliché no nos engañemos a nosotras mismas. Los años de terapia sirven, uno crece, madura, aprende, pero lo más importante es no mentirse: no acomodarse a gente que sabemos que son incompatibles con nosotros. ¿A cambio de qué? ¿Pasarlo bien un rato? Pucha, gracias, pero paso.
Pasarlo bien, no cuesta nada. Si soy fiel con lo que quiero, es a un partner que me quiera con mis defectos y virtudes, en ese orden. Que imagine su vida junto a la mía, que ame mi intensidad y alguien del que aprenda día a día.
No se preocupen que la vida enseña a detectar a la gente que, al final, no le falta tiempo, le faltan ganas.
Cuando uno detecta eso, no se siente sola nunca más porque nos tenemos a nosotras mismas. Para siempre. Nos entendemos y dejamos de esperar ese mensaje que no llega, dejamos de creer en el “¿Cuándo nos vemos?”, y empezamos a confiar en el “Ábreme, estoy en la puerta”. Dejé de regalarle a un tonto la magia de estar conmigo, para quererme primero y encontrar con quien “Disfrutar juntos”. Entendí que no necesito que me entiendan, quiero compartir, quiero que me amen así, siendo yo, así como soy, con mis conflictos y fantasmas, con mis miedos y mis ganas. Quiero que alguien se dé cuenta de una vez por todas que nací para “ser” con alguien, que, para estar, hay muchos, pero elijo construir con él.
Al final, la vida, para mi es eso: amor. Elegir dónde y a quién entregar amor. Amen, libres, con miedos, como sea, pero no se priven de la sensación de amar por temor del que dirán.