Hazle espacio un espacio a lo nuevo. Te prometo que muy pronto va a llegar.
Advertencia: Probablemente, este artículo sea muy diferente a lo que estás acostumbrado a leer aquí, pero como es mi espacio, puedo publicar “lo que quiera”, ¿no?
Hace unas semanas me he sentido rara. Lo he tratado de verbalizar y aunque no lo parezca, me cuesta, y obvio, siempre me ha costado mostrar lo que es mío. Más de alguno dirá: “¿Pero cómo? ¿No tiene un blog, redes, blah” Sí, puede ser, pero muestro sólo una parte muy chiquitita. Como la mayoría de todos ,¿no?
Me di cuenta que ese sentimiento de “rareza” tiene que ver con las bases nuevas que están llegando a mi vida. Procedo a contar un poco. Toda mi vida fui una niña que evitaba dar problemas. Literal. Si me pasaba algo en el colegio- que me pasó- no lo contaba porque me instauré en mi mente la temática de “no darle problemas a mis papás porque trabajaban mucho”.
Por consecuente, soy esa amiga o ese familiar, que resuelve los problemas cotidianos del resto, la que sabe la fecha de los cumpleaños de los amigos, la que siempre se preocupa por sus abuelos, por los amigos, la que nunca se le olvidan los cumpleaños, la que se compromete sin tener tiempo y no falla… Básicamente, se reduce a la necesidad de no defraudar a nadie y estar disponible siempre que alguien lo necesite, porque de lo contrario, siento que fallo y me come la culpa. Maldita culpa.
Maldita culpa
Admiro a esas personas que saben decir no, en serio. De sólo pensarlo me duele el estómago, jajaja. Me complico. Y lo más divertido es que sé que es muy dañino, porque me agota. Además, me pasa que ahora, estoy en esos minutos en que a uno le “falta bencina” y uno mira para el lado y se pregunta, “Espera, yo estuve para J,L,M,N, y no son capaces de escucharme”. No ver la misma respuesta o más bien la reacción esperada (queda más bonito ese término, jajaja) es otro golpe. Ojo, acá también hay que hacer una mención a algo que es súper común y es que la gente “se acostumbra a que tú vas a estar” y de alguna manera dan por sentada tu “labor”.
En realidad, no sé, si es que me “falta bencina” o me estoy animando a soltar con estructuras que son dañinas. Quiero pensar que voy por lo segundo. Me cansé de mantener vínculos. Me di cuenta que tengo un checklist con las llamadas que hago a mi gente cercana y soy siempre yo quien llamo, envío el mensajito, o lo que sea para saber cómo van. La otra vez pensaba, ¿por qué siempre tengo que generar la acción y no al inversa?. Honestamente, hoy, QUIERO y MEREZCO que sea a la inversa.
En este minuto, no me llena comunicarme con la gente a través de reacciones a las historias en redes sociales. Por eso, cuando verbalizo algo, no entiendo cómo la gente no lo valora, jajaja. Prefiero hacer y decir, pero entiendo que no todos sientan igual. Y mucho menos, que todos se hagan cargo de la misma forma.
¿Por qué genera tanta incomodidad?
Porque te replanteas desde lo que entregas hasta los vínculos que cultivas. Incluso te preguntas: ¿Vale la pena invertir tanto tiempo en ellos? Eso, creo que queda a criterio de cada uno, pero el problema está en las expectativas de uno. Malditas expectativas, jajajaja.
Como dije antes, por mucho tiempo crecí tapando con tierra muchas cosas, sentimientos, etc. Hoy de grande, hace ya algunos años me prometí trabajar todo esto. No ha sido fácil. He llorado más de lo que quisiera, pero es lindo, de alguna manera, limpias todo lo que no sirve.
Cuando uno está haciendo nuevos cimientos en su forma de vivir, de alguna manera, se tiene que despedir de lo otro, y aunque eso de lo que nos tenemos que despedir es “dañino”, nos genera angustia, tristeza, rareza, etc. Lo importante, es saber que en un futuro no muy lejano estaremos mejor.
1 Comentario
Te valoro muchisimo, que bueno que no vi la inicial de mi nombre